Conformación ERI
Una vez tomada la decisión de activar el ERI para su despliegue en terreno, se debe acudir a la base de expertos o al listado de disponibilidad de ERI para seleccionar los integrantes del equipo. Es importante tener listados completos de perfiles del personal que conformará los ERI, en los que se incluyan datos personales, contactos de emergencia, experiencia en campo y habilidades específicas:
Caracterizar la información epidemiológica en tiempo, persona y lugar.
Implementar estrategias de búsqueda de casos como la búsqueda activa comunitaria e institucional.
Implementar medidas de comunicación del riesgo a la comunidad.
Reestablecer la vigilancia epidemiológica.
Asegurar el proceso diagnóstico a través de la recolección de muestras biológicas.
Realizar unidades de análisis para revisión o clasificación de casos.
Elaborar reportes de situación.
Activar rutas de atención o estrategias que permitan controlar infecciones en ámbitos hospitalarios.
Otras actividades pueden estar relacionadas con las actividades propias de los programas, por ejemplo, saneamiento ambiental, vacunación, control vectorial, etc (3).
Figura. Estructura ERI
Fuente: Adaptado de CDC
Todo ERI debe tener un líder, usualmente es la persona que tiene más experiencia atendiendo emergencias, quien además de coordinar, planificar e informar actividades en terreno, debe ser asertivo en su comunicación y resolver conflictos (4). Dependiendo de la necesidad, los miembros del equipo pueden cumplir con más de una función.
Otras consideraciones para la composición del ERI son el contexto de seguridad y logística. Si la seguridad es un problema, considere la inclusión de un experto en seguridad. Incluso, si el equipo es muy grande o necesita cubrir una extensión geográfica grande, considere el despliegue de un experto en logística (4-5).
Un ERI es un equipo integrado por personas con diferentes perfiles, habilidades y competencias; conformados a partir de una SAR o de un procedimiento regular de la vigilancia. |
Durante las actividades de campo se debe mantener disponibilidad permanente, lo cual significa 24 horas durante los 7 días de la semana, por ello se requiere dedicación exclusiva durante la atención de la situación presentada.
La conformación, el despliegue y el inicio de las actividades en terreno se deben realizar idealmente en las primeras 24 horas posteriores a la notificación y la valoración del riesgo para la alerta, brote o emergencia en salud pública.
Si se trata de una investigación de brote de un evento de etiología conocida, es prioritario identificar las poblaciones en riesgo, la magnitud del evento, determinar las posibles causas, fuentes de infección y mecanismos de trasmisión, obtener las muestras e implementar las acciones de prevención y control. Si la emergencia es causada por un desastre natural o antrópico, se requiere la identificación de las fuentes de información y capacidades de vigilancia locales, asegurar la articulación con el sistema nacional, subnacional o local para la gestión del riesgo de desastres, así como iniciar la vigilancia epidemiológica especial durante estas situaciones de desastres (5-7).